17 de junio de 2012

Les temps sont durs pour les rêveurs.

-¿Y luego? - pregunté - Tras los tres días...
Me imaginaba la respuesta, pero quería escucharla de sus labios.
-Luego deberás volver. Pero lo importante es que durante tres noches pararemos el mundo.
-¿Pararemos el mundo?
Asintió.
-¿Nunca has parado el mundo?
-¿Qué es parar el mundo?
-Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo. Para poder moverte y moverlo mejor. En este tiempo debes intentar que nada ni nadie te cree problemas, alimentarte de buena literatura, de buen cine y, sobre todo, de la conversación de una única persona que te inspire en este mundo. ¿Y sabes qué...?
-¿Qué? - dije emocionado y fascinado.
-Luego el mundo te premia. El universo conspira a favor de los que lo mueven. Y esos son los que lo paran. ¿Tú quieres mover el mundo o que te mueva?

16 de junio de 2012



¿Recuerdas cuando eras pequeño y no querías comer? Te intentaban hacer creer que la cuchara con el puré era un avión. De hecho creían que lo único que le faltaba para ser verosímil era el sonido del motor. Y ahí les veías haciendo el brrrrrrr. Además te hacían responsable de la buena alimentación de toda tu familia: "Esta por papá. Esta por mamá. Esta por la tía..." O sea, tenías que comer tú por todos. ¿O cuando para conseguir que nos durmiésemos se inventaron las nanas? La música era apropiada, pero fallaban en la letra, como ésa que decía: "Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá..." Y tú pensado: "¿Cómo? ¿Qué va a venir quién? Después de la información que me acabas de proporcionar... ¿tú quieres que yo me duerma?" Así que te pasabas toda la noche con los ojos como platos, no fuera a ser que le diera por aparecer al maldito coco... Así al menos si venía te pillaba despierto. Y como conclusión, la frase con la que los padres ponían fin a todas nuestras preguntas: "Mamá ¿Por qué los chicos son tan raros?" "Hija, cuando seas mayor lo entenderás..." Pues también en eso nos mintieron. Porque mamá, yo ya soy mayor y sigo sin entenderlos.

Never forget to smile

Hay cosas que por mucho que crezcamos no debemos olvidar. Las historias de la abuela, el beso de buenas noches de papá, esos enfados del abuelo que tanto te hacían reír, ese osito de peluche que con tanto cariño abrazabas, esa sonrisa que tan pocas veces te sale y que cuando los demás la ven te dicen que estás preciosa. Son cosas que deben guardarse. Son pequeños detalles, pequeñas cosas que te llenan a lo grande, y que en el momento que estés en el fondo del pozo, acordarte de ellos será el torpedo que te hará subir. En eso se basa todo, en pequeños detalles. En la mirada que tanto te gusta de ese chico tan especial, en esa palabra que tu amiga y tú repetís siempre y te reís, en ese roce de manos sin querer que despierta a las mariposas de tu estómago, ese momento que te quedas sin aire y piensas: me encantaría parar el tiempo aquí y ahora. Si hoy lo ves todo nublado es porque mañana saldrá el sol, y lo hará solo para que tú sonrías.